viernes, 29 de noviembre de 2013

¿QUÉ SIENTO CUANDO CORRO?

Hoy me apetece comentar un poco la batalla que se desata en mi cuando corro y a modo de ejemplo usaré el entrenamiento Fartlek de ayer ya que es uno de los más pesados para mi.

El entrenamiento en cuestión es el correspondiente al MES3/S1/E2 que consistía en un calentamiento de 25' luego 10 series de 1'30" fuerte en progresión + 1'30" suave y finalmente 15' de vuelta la calma. Se puede apreciar fácilmente en el gráfico adjunto en el que se refleja mi ritmo con una línea verde.


Ahora vienen los pensares... La parte dura sin duda son las series en progresivo. Cuando suena el pitido en el auricular es un ¿Ya? ¡Oh noooo! pero bueno, tienes que mentalizarte e ir a por ello. Debes programar tu mente para ir acelerando progresivamente tus piernas y no permitirse el lujo de bajar el ritmo bajo ningún concepto, pase lo que pase. Con ello llevas la incertidumbre de no saber si te estas pasando y aun queda mucho tiempo por delante. Las primeras 3 series son las más duras, luego ya se va adaptando tu reloj intuitivo a la duración de la series y eres capaz de gestionarlas mejor. 

Hasta ahora he hablado de que dice mi cabeza para prepararse, pero ¿y mi cuerpo?. Mi cuerpo conforme voy acelerando va perdiendo la comodidad y sobre todo noto una falta de coordinación a esos ritmos. Me gusta la sensación de volar a ritmos altos pero me siento extremadamente frágil y vulnerable a cualquier tropiezo. De todos modos no hay dolor muscular así que no hay ácido láctico acumulado en mis músculos y eso es un punto a favor que me permite seguir acelerando. En este punto aparece otra barrera, los pulmones. Yo intento coger el máximo aire posible para oxigenar mis músculos pero mi cuerpo no está habituado a ritmos tan elevados y no coordina bien la tarea. Capacidad pulmonar tengo de sobras pero no soy capaz de hacerlo bien y lo estoy pagando. Entonces interviene mi mente de nuevo animándome a seguir para aprender a hacerlo mejor pero es una batalla constante, un balance de pros para seguir adelante y contras que dicen ¡Párate!. Mi mente piensa alternativamente en motivos para seguir adelante como los beneficios que me reportará el entrenamiento, pero se despista constantemente con las señales que envía mi cuerpo, contando las series que faltan, decidiendo la ruta sobre la marcha, especulando cuando acabara esta serie, etc...

No todo el entrenamiento es una batalla constante, también hay momentos en los que piensas en otras cosas que te evaden de la realidad actual y del sufrimiento. Por ejemplo yo comparo el entrenamiento de series en plano con los entrenamientos en montaña con series en desnivel que me gustan muchísimo más. Comparo lo ágil que me siento en montaña eligiendo dónde voy a poner cada pie mientras bajo por un camino técnico. Visualizo partes de carreras vividas o de entrenamientos emocionantes. Pienso en el blog que voy escribir. Pienso, y esto es una tortura horrible y no se porqué lo hago, en lo que voy a comer al llegar a casa. Pensad que estoy en ayunas al entrenar y hay días que pensando eso he llegado a notar incluso el gusto de lo que quiero comer en la boca, a la vez que el estómago se retorcía por la tortura de saber los minutos que quedan para poder hacer realidad ese deseo.

Por fin, como si del final de una carrera se tratase, llega el esperado beep que indica el final de las series y permite a tu cuerpo volver a ritmos cómodos. Sabes que ya te vas para casa y que el trabajo ya está hecho. 

Seguro que me dejo cosas ya que quería escribir el post ayer tras el entrenamiento, con las ideas y las sensaciones aun a flor de piel, pero por una cosa u otra acabo escribiéndolo hoy de forma un poco más caótica y desordenada, lo siento.

Ya sabeis, salud y km!

No hay comentarios:

Publicar un comentario